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martes, 18 de octubre de 2016

La Palma: 10 imprescindibles para ir de puente

Con el Puente de Todos los Santos a la vuelta de la esquina, La Palma se dibuja como un destino perfecto para una escapada.

Las festividades están para vivirlas y disfrutarlas. Por ello, La Palma, una de las islas más vírgenes de las Canarias, se presenta como un destino ideal para alejarse de la rutina, ya sea en familia, en pareja, con amigos o con uno mismo. Como la Isla Bonita es el escenario de múltiples planes, a continuación, presentamos el decálogo perfecto para empaparte de su esencia. Eso sí, lo advertimos, el viajero querrá volver... ¡por más tiempo!
1. Recorrer sus senderos. Una red de 708 kilómetros de senderos acerca a los exploradores a rincones únicos y asombros. Por su particular orografía, en La Palma se pueden encontrar paisajes muy diversos, desde la tupida vegetación del Bosque de los Tilos, hasta la lava y la huella volcánica de la Ruta de los Volcanes, pasando por el sorprendente Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. No obstante, lo mejor de sus senderos reside en su diversidad, aptos para cualquier preparación física.
2. Admirar su acantilada costa. Desde el Puerto de Tazacorte, al oeste de la isla, salen a diario embarcaciones para disfrutar de una excursión inolvidable por la costa de Tijarafe y Tazacorte. Allí, no será raro que el visitante comparta viaje con los delfines y peces voladores que merodean por la costa.
3. Estudiar su cielo por la noche. La Palma alberga uno de los mejores observatorios astrofísicos del mundo, el que se encuentra en el Roque de los Muchachos, que lleva su mismo nombre. Para el viajero, alejarse de las zonas más pobladas y levantar la vista al cielo estrellado en alguno de sus miradores astronómicos (Llanos del Jable, Llano de la Venta...), será un verdadero placer. Además, también podrá dormir bajo un manto de estrellas gracias a las zonas de acampada de las que dispone la Isla, tales como el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente o Laguna de Barlovento.
4. Vivir mil aventuras. Si hay algo por lo que destaca la Isla Bonita es por su amplia oferta de actividades al aire libre. Rutas en bici, en quad, parques multiaventura, paseos en piraguas, buceo o parapente son algunas de ellas.
5. Pisar la playa. El otoño no implica que alegrarse con un día de sol y mar sea un antojo de los recuerdos del verano. La Palma cuenta con bonitas playas de arena negra que destacan, sobre todo, por no estar masificadas. Nogales, la Veta, Los Cancajos, Bajamar o Echentive son algunas de las más hermosas. Por otro lado, darse un baño en las piscinas naturales (como el Charco Azul o La Fajana) es imprescindible.
6. Parar y bajar. Aquellos que recorran la isla en coche se verán inundados por una imperiosa necesidad de bajar de él y embriagarse con las vistas y sonidos que les envuelve. Además, Visit La Palma ha previsto en su web varios circuitos de carretera perfectos para dejarse cautivar con los mejores atractivos de la isla.
7. Deleitar al paladar con un menú palmero. De entrante, chicharrones; de primero, potaje de trigo; de segundo, carne de cabra en salsa; y de postre, quesillo. Además, estos manjares acompasan a la perfección con un vino albillo, tinto o rosado de producción local. Y si queda espacio en el estómago, no se puede olvidar el barraquito, un café que se prepara con leche condensada, leche natural, canela, corteza del limón y/o licor 43. ¡Para hacer la boca agua!
8. Revivir la historia. El patrimonio arquitectónico de La Palma esconde entre sus piedras los anales y leyendas que los años han acumulado en la isla. Iglesias con retablos barrocos, pinturas y esculturas flamencas como Nuestra Señora de Candelaria en Tijarafe o Nuestra Señora de las Nieves en Santa Cruz de La Palma. Tampoco se pueden olvidar las casonas con patios centrales, balcones de madera o las casas rurales de piedra con aljibes y la bodega, tan típicas de las zonas norte y noroeste.
9. Pasear. Cualquier punto de la isla es idóneo para esta actividad, aunque, entre todos ellos, destacan Puerto Naos o Tazacorte para admirar el atardecer o Los Llanos de Aridane o Santa Cruz de la Palma para una vuelta nocturna. Por la tarde, Puntagorda, Santo Domingo de Garafía o Tijarafe radian una luz especial. Por la mañana, Villa de Mazo, San Andrés y Sauces, Barlovento, El Paso o Fuencaliente empapan al viajero con el calor de su gente. También es obligatorio disfrutar de bonitos amaneceres desde Breña Alta y Breña Baja Para los fanáticos de los mercadillos de agricultor, todos los fines de semana tienen una cita en Puntagorda, Puntallana, El Paso o Villa de Mazo.
10. Ir de shopping. Toda visita bien merece llevarse un recuerdo y, para ello, el viajero puede optar desde productos gastronómicos de producción local hasta artesanía típica de la isla, como la seda, la cerámica, los puros o las cestas. Por supuesto, es imprescindible una cita con las originales tiendas que se encuentran en los núcleos urbanos.

lunes, 10 de octubre de 2016

Un viaje diferente: la Ruta del Císter

La Ruta del Císter  es  una expresión que identifica a un territorio concreto formado por las comarcas del Alt Camp, Conca de Barberà y el Urgell y sus 65 municipios. Es una marca turística que se creó el año 1989 con la voluntad de dinamizar turística y culturalmente estas tres comarcas.
Su nombre se debe a que el patrimonio artístico y cultural de cada una de estas comarcas tiene un monasterio cisterciense:  Santes Creus, Poblet y Vallbona de les Monges. 
La Ruta del Cister, se encuentra situada a pocos kilómetros de Barcelona, Tarragona y Lleida, en una zona natural de la sierra prelitoral, muy cerca de la Costa Dorada y del conocido parque temático  Port Aventura. Su oferta cultural, lúdica y tradicional te permitirá disfrutar de una experiencia única y excepcional.
Santes Creus
Es uno de los más grandes y mejor conservados conjuntos monásticos cistercienses que podemos visitar en la actualidad. Fundado en 1168, protegido por la nobleza y los reyes, se convirtió en un centro espiritual, de estudios y de colonización del territorio. La vida monástica se mantuvo ininterrumpidamente hasta 1835. 
Poblet
Declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad, alberga una importante comunidad monástica que mantiene viva la espiritualidad del lugar. Es un impresionante conjunto arquitectónico y uno de los monasterios más grandes de Europa. 
Vallbona de les Monges
Se trata del único monasterio femenino de la Ruta y el único que ha conservado ininterrumpidamente la comunidad durante más de 850 años, salvo, claro está, los tiempos de guerra. El de Vallbona es un monasterio precioso. De dimensiones reducidas y dotado de una belleza singular.

martes, 4 de octubre de 2016

Qué ver en Isla Mauricio

De la mano de Viajes Rangali, especialista en viajes exóticos, hacemos un recorrido en cinco pasos por Isla Mauricio, un paraíso en la Tierra.

1.Playa, mucha playa: A Mauricio se viene sobre todo a disfrutar de la playa. Por algo sus más de 150 hoteles están siempre en primera línea de mar. La isla cuenta con muy buenos arenales, que si bien no son excesivamente anchos, sí se extienden durante kilómetros y kilómetros sin interrupción, orlados por bosques de palmeras y casuarinas. Es una gozada caminar por esas playas durante la bajamar.

2. Templos del Grand Bassin: Uno de los lugares más interesantes del sur de la isla. En torno a un lago formado en el fondo de un viejo cráter aparece una gran estatua de Shiva y varios templos a los que los fieles hindúes (mayoritarios en la isla) acuden para hacer sus ofrendas con sus elegantes y coloridos saris y trajes, metidos en el agua hasta las rodillas. 

3. Port Louis y el jardín botánico: Port Louis es la capital de la isla, fundada en época de los holandeses. Le quedan aún algunos edificios coloniales, un mercado muy colorido y un activo y cosmopolita paseo marítimo, el Caudan Waterfront.
A 11 kilómetros de Port Louis queda el Jardín Botánico de Pamplemousses, fundado en la época en la que la isla perteneció a Francia. Alberga una buena muestra de toda la flora mauriciana y de especies de otros continentes.

4.Cascada Chamarel: Es el salto de agua más bonito y fotografiado de la isla. Lo que puedes hacer es asomarte al mirador de dos niveles habilitado y tomar una foto. Está en una finca privada a la que hay que pagar 200 rupias (unos 6 euros) para entrar.
5. La Tierra de los Siete Colores: Una pequeña zona sin vegetación en la que los procesos volcánicos colorearon la tierra con una gama de ocres, amarillos y almagres. Está anexa y en la misma finca que la cascada Chamarel y se visita con la misma entrada que aquella.

 
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