Todo el mundo debe visitar San Sebastián alguna vez en la
vida, por muchos de los españoles es considerada como una de las ciudades más
bonitas de España, por eso mismo hay que dejarse enamorar por sus playas, sus
calles, sus gentes y como no, por sus pintxos.
Buscarle un rinconcito en tu corazón a la capital de Guipuzkoa es muy sencillo. Recorrer la ciudad a través de su “bidegorri” también conocido como carril bici es una manera rápida y diferente de descubrir los rincones más bonitos, pero cuidado con los peatones.
La visita al puerto y al Aquarium es todo un clásico antes de adentrarnos en la parte vieja para, por fin, degustar la ciudad. Si hay algo de lo que no se puede hacer en San Sebastián es comer mal, los pintxos de la ciudad son todo un clásico de la parte vieja y un verdadero lujo para nuestros paladares. De hecho es la ciudad del mundo con más estrellas Michelín por habitante, en el que podemos empezar a comerlos a la hora del aperitivo en el clásico “pintxo-pote” y terminar después de cenar.
Como en toda visita a una ciudad, siempre buscamos hacer algo que hagan los locales para dejar de sentirnos “guiris” por unos momentos. Lo ideal para sentirse como un donostiarra más es subir en moto al Monte Igueldo y en una de sus curvas encontramos uno de los restaurantes más míticos de la ciudad “Buenavista” y como su propio nombre indica tiene unas vistas impresionantes, ver un atardecer sentados en su terraza comiendo “bolas” y bebiendo mosto es una manera espectacular de acabar un día de lo más completo en San Sebastián.
Es fundamental no olvidarnos el paraguas, podemos encontrarnos con un día espléndido pero que llegue la nube por detrás del Monte Igueldo y caiga una chaparrón que a más de uno ha cambiado la jornada de playa en verano.
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