¡Por fin llegó el verano! El calor y los días cada vez más largos, las playas y piscinas, las terrazas y los parques, las mangas cortas y las chanclas, ¡las vacaciones!
Y es que para muchos el verano es la mejor época del año y hay que darle una bienvenida como se merece, con una tradicional fiesta que lleva celebrándose durante siglos, la noche de San Juan.
Esta celebración de origen pagano está ligada al solsticio de verano, es decir, a la noche más corta del año que tiene lugar el 21 de junio. Al caer la noche se encendían hogueras, cuya finalidad era la de darle fuerza al Sol, que a partir de ese día iba haciéndose más débil poco a poco (los días cada vez más cortos) Además, se creía que aquel fuego tenía un efecto purificador sobre aquellos que lo observaban.
Como pasó con tantas otras fiestas paganas, la religión cristiana se "apoderó" de ella uniéndola a la festividad de San Juan Bautista y dotando a las hogueras de un nuevo significado. En el Evangelio de San Lucas se cuenta que Zacarías (el padre de San Juan) había perdido la voz por dudar de que su mujer, Isabel, estuviera embarazada. Sin embargo en el momento de nacer San Juan recuperó la voz milagrosamente. Rebosante de alegría, la tradición religiosa dice que encendió hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia.
Sea como fuere, esta tradición ha perdurado hasta nuestros días, estando muy arraigada en países como Portugal (Fogueiras de São João), Noruega (Jonsok), Dinamarca (Sankthans), Suecia (Midsommar), Finlandia (Juhannus), Estonia (Jaanipäev) o Reino Unido (Midsummer).
Y por supuesto en España, donde durante las noches del 23 y el 24 de junio podemos encontrar hogueras a lo largo y ancho de nuestra geografía.
Un año más ya está aquí la noche de San Juan, así que solo os queda preguntaros... ¿Salto la hoguera o no la salto? ;)
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