Viñedos, maridaje, catas
y reservas, nos perdemos un día en el rural chic para conocer todo lo que la
Ruta del Vino de La Rioja Alavesa puede ofrecer a los turistas. ¡Bendito Día
del Enoturismo!
Para empezar
nuestro día entre copas, comenzamos visitando Torre de Oña, un must en
la “Milla de Oro” de la Rioja Alavesa, situado en la bella e idílica localidad
de Páganos, a los pies de la Sierra de Cantabria. 65 hectáreas de Tempranillo y
Mazuelo, rodeando una bodega con un toque muy chic y unos tintos realizados con
las mejores cosechas. Torre de Oña sólo elabora sus caldos, el reserva Torre de
Oña y el crianza Finca San Martín con sus propias uvas, fieles al espíritu “château”
o vino de pago. Para los poco entendidos en estos conceptos, aclarar que “un
vino de pago” es el que garantiza la procedencia de las uvas de una determinada
zona geográfica y una composición del terreno específica que lo distingue del
resto de zonas de su entorno.
Tras un recorrido
por sus instalaciones y una cata posterior, no nos quedan dudas de que en esta
bodega se trata la uva con mucho mimo, potenciando su olor y sabor gracias a
los procesos tradicionales y a los años de reposo en barrica. Como curiosidad,
los amantes del enoturismo podrán alojarse en su espectacular Casa-Palacio o reunirse
en su Ermita rehabilitada, siempre a un módico precio. Torre de Oña, un
disfrute para los sentidos.
Alto en el camino
para hacer una visita a la Enoteca
Entreviñas, situada en una casa solariega de principios del siglo XVIII, en
esa preciosa villa amurallada y cumbre de la enología moderna que es Laguardia. Esta enoteca, galardonada en 1992 con el primer premio de restauración de
Álava, conserva, además, su escalera barroca, los pozos tradicionales para realizar el vino y
un amplio calado subteráneo que bien merece una visita.
Imprescindible sentarse en su
típico trujal (prensa que servía para obtener el vino) y degustar su gama de
vinos jóvenes y crianzas con un rico pintxo elaborado con productos de temporada.
Callejeamos por las
estrechas calles de Laguardia hasta llegar a la que se tiene constancia que es
la bodega más antigua del mundo: Casa
Primicia. Un pequeño apunte para que no se enfaden los entendidos en vinos,
la bodega más antigua siendo entendido este concepto como negocio abierto al
público, no confundir con la elaboración de vino de carácter personal o
familiar, porque entonces no tendríamos tiempo para hablar del maravilloso arte
del vino.
Casa Primicia se
asienta en el edificio civil más antiguo de Laguardia, en el lugar donde la
iglesia cobraba los diezmos y primicias (décima parte de la cosecha y los
primeros frutos) a sus siervos. Fue en 1973, cuando Julián Madrid viticultor
riojano, rescata esta bodega de la historia y funda la actual Casa Primicia.
La visita a la
bodega es un viaje por la historia de la villa y del vino. Recomendamos recorrer esta espectacular casa palaciega, haciendo especial hincapié en sus calados
de arcos apuntados, donde descansan las verdaderas joyas de la bodega y sus
lagares de piedra, que aún rezuman el jugo de miles de años de vendimia.
Cerramos la visita
a esta espectacular bodega con una sorpresa para todo amante del vino, sus
excelentes monovarietales, uno
por cada uva contemplada por la D.O. calificada: tempranillo (no podía faltar), garnacha, graciano y mazuelo, difíciles de clasificar y sólo para paladares
selectos que buscan más allá del típico rioja.
Un órdago a
la grande del enólogo, pero con un resultado satisfactorio. No nos extraña que Bodegas
Casa Primicia haya sido galardonada con el BEST OF de turismo del vino.
No podemos
abandonar Laguardia sin conocer un poco más de la historia de esta villa de
trazado medieval dedicada en cuerpo y alma al vino. Dato curioso, prácticamente
la totalidad de la viviendas poseen su propio calado (bodega), haciendo que el
subsuelo de Laguardia sea lo más parecido a un queso gruyer (chiste fácil, no se
me enfaden los guardienses).
Según las bases arqueológicas, estos calados son más antiguos que
el propio pueblo, realizados por los primeros habitantes que los utilizabam como refugios.
Laguardia, fundada
en el siglo X como defensa del Reino de Navarra, está situada en un altozano y
conserva casi intacto su trazado original. En sus extremos dos imponentes
iglesias: de San Juan Bautista y de Santa María de los Reyes, con un
espectacular pórtico policromo.
Decididmos hacer
una Visita Teatralizada por las
calles de la Laguardia de la mano de uno de sus personajes más emblemáticos, el
Fabulista Samaniego. Iniciamos nuestro recorrido en la Plaza Mayor fortificada,
donde se encuentran el ayuntamiento nuevo y el antiguo y su famoso reloj de
carillón, con sus autómatas danzarines a ritmo de pasacalles. Deambulamos por
las calles y rincones de
Laguardia, que conservan un gran sabor medieval, hasta la
plaza de San Juan donde se encuentra la que fuera Casa Palacio del fabulista.
En nuestro recorrido, nos acompañan unos personajes paródicos y charlatanes que
nos acercan de primera mano la historia de tan ilustre figura. Una visita 100%
recomendable tanto para los peques como los mayores, que disfrutarán
aprendiendo.
¿Cenamos a ciegas?
No, no se han vuelto locos los de las Bodegas
Eguren Ugarte, una de las empresas familiares más antiguas de la Rioja
Alavesa, situada en Páganos (Laguardia). Para un día tan especial como el del
Enoturismo, nos proponen una cena de maridaje fuera de lo habitual: música en
vivo, comida con las manos y jugar con los sentidos. Bon appétit!
Empezamos con un
Malvasía de 2012, al que le siguen un Cabernet Suvignon 2012 y un excente Vino
de Autor del 50 Aniversario, para acabar con su Kame 2009, un tinto con cuerpo.
¿Y la comida? Pequeñas tapitas de langostinos, foie sobre manzanas asadas o
mini brochetas de rape, que culminan en un bocadito de torrija sobre natillas
maridado con un chispeante Kame Muscat 2013.
Para los que se
queden con las ganas de conocer esta bodega, uno de los sitios más
atractivos y originales de La Rioja, os recomendamos las vistas a sus viñedos y
cuevas subterráneas, de hasta 2 km de longitud, con cata y pintxo incluídos.
Y para finalizar
nuestro día de la Ruta del Vino, que mejor que un sueño reparador en la
señorial Casa Rural Osante, situada
en el casco histórico de la villa de Labastida. Dos blasones de principios del
siglo XIX enmarcan su fachada y sirven de entrada hacia un espacio totalmente
restaurado, aunque manteniendo la esencia de hace dos siglos. Siete cálidas y
acogedoras habitaciones dobles dispuestas para el turista, para dormir
sintiéndote com un noble riojano pero a un módico precio.